To mark AGF’s 75th anniversary, we took advantage of the summer and fall to celebrate with employees in each of our Canadian divisions. Although the format of the festivities was generally the same from one location to another, I was fascinated to see how different they all were and, in the end, how well they demonstrated the diversity of “personalities” across our Canadian divisions. The only two things they had in common: a luncheon and a cake in AGF colours. Incidentally, Maxime and I have become veritable “machines” when it comes to cutting and serving slices of cake.
A guided tour:
In Quebec City, the team was undeterred by the extreme heat. BBQ, a “washer” tournament where we discovered Serge Gendron’s immense talent for this activity. A photobooth, and a very festive mood into the early evening.
In Trois-Rivières, same story and same heat, with just a bit more shade and two refreshing pools for the beverages (and a little for the participants!). Serge’s revenge and victory with the “washer.”
In Longueuil, the threat of a tornado didn’t dampen the enthusiasm at the party, with games and a generous spread, under the watchful eye of our in-house BBQ chefs. The tent had less staying power than our team, succumbing after the second storm of the afternoon.
In Sherbrooke, mouth-watering pizzas and a cozy, relaxed atmosphere. The photo gallery was much appreciated, especially when we spotted a former colleague now based in Calgary.
In Dartmouth, we’re big fans of the local pizzas, which combine flavours inspired by the different cultures that have settled here. The plant served as a perfect gathering place. Watch out for flying axes (plastic, fortunately), as we’ve found that axe-throwing calls for a lot of concentration to do it safely.
In Caraquet, we were treated to a seafood feast, and even the mayor came by to celebrate. He left with a (temporary) AGF tattoo on his hand and a promise to invite us all to the opening of the new arena the team is working on.
In Ottawa, we also paid tribute to the local team’s efforts in implementing the new Oracle system, and neither the wind nor the clouds dampened the friendly mood. Jenga was very popular, with one game lasting over 20 minutes.
In Val Caron, the plant’s team members wanted to thank Dana for bringing in quality work – they pulled off the surprise! The meal was intimate, and even the balloons joined in the conversation, bursting at regular intervals.
In Scarborough, the plant was so spotless that I ate my lunch at a folding table (yes, it’s true!). We also took advantage of the electric atmosphere to play some games that may or may not go down in history, but that definitely brought us together.
In London, the rural setting of our facilities and a generous and varied buffet made the celebration feel like a Sunday afternoon. I was also treated to a private tour to check out the plant. A perfect day.
In Kitchener, we cut the ribbon to officially open the new plant, dubbed the “Rebar Palace,” and took advantage of the silent auction to launch AGF’s newest activity—making décor items out of rebar. I don’t know if we’ll break into this market niche …
In Port Coquitlam, the party took over the entire office, with activities in every nook and cranny, from the buffet in one corridor and the dining area in the conference room (I had no idea it could seat so many people!), to another corridor for games. There was also a photo contest; the best ones were printed in giant format and have been proudly featured on the walls ever since.
In Chilliwack, the mountainous backdrop added a dreamy touch to the setting, where we pitched a huge tent and enjoyed an amazing buffet! I had some rewarding encounters with committed people.
And, last but not least, in Calgary, we were so comfortable in under the tent with our heaters and coats you’d have thought it was 30 degrees out, singing along and having fun taking photos. As a bonus, we all received a specially decorated AGF cookie, a nice finishing touch to an incredible tour.
The gist of my message: thank you for being who you are and giving life to AGF in your own way.
Click here to see photos of the events.
Catherine Gendron
Una mirada retrospectiva a las celebraciones del 75.o aniversario de AGF
Con motivo del 75.o aniversario de AGF, aprovechamos el verano y el otoño para organizar una celebración con los empleados de cada una de nuestras divisiones canadienses. Aunque la celebración tenía en general el mismo formato de un lugar a otro, me encantó ver lo diferentes que eran todas y, al final, lo bien que demostraban la diversidad de “personalidades” que nuestras divisiones canadienses tienen entre sí. Los dos únicos puntos que tenían en común: una comida a la hora del almuerzo y un pastel con los colores de AGF. De hecho, Maxime y yo nos hemos convertido en máquinas formidables a la hora de cortar y repartir las rebanadas de pastel. Visita guiada:
En Quebec, el equipo no se rindió ante el calor extremo. Hubo una parrillada, un torneo de discos (“washer”) en donde descubrimos el extraordinario talento de Serge Gendron para el juego, una cabina de fotografías y un ambiente muy festivo hasta el atardecer.
En Trois-Rivières, fue lo mismo y la misma temperatura, con apenas un poco más de sombra y además dos refrescantes piscinas para las bebidas (¡y un poco para los participantes!). Venganza y victoria para Serge en el torneo de los discos.
En Longueuil, la amenaza de tornado no le impidió a nadie disfrutar de la fiesta, de los juegos y de la generosa comida bajo la atenta mirada de nuestros chefs de parrilladas. La carpa era menos sólida que nuestro equipo: se rindió después de la segunda tormenta de la tarde.
En Sherbrooke, hubo deliciosas pizzas y un ambiente relajado e íntimo. La galería de fotos fue muy apreciada, sobre todo cuando reconocimos a un antiguo colega que ahora está en Calgary.
En Dartmouth somos fanáticos de las pizzerías locales, que combinan sabores inspirados en las distintas culturas que se han establecido ahí. La fábrica nos sirvió como un maravilloso lugar de reunión. Hay que tener cuidado con el lanzamiento de hachas (afortunadamente de plástico); descubrimos que se necesita mucha concentración para jugar de forma segura.
En Caraquet nos agasajaron con una fiesta del mar, a la que acudió incluso el alcalde, quien se marchó con un tatuaje (temporal) de AGF en la mano y la promesa de invitarnos a todos cuando abra sus puertas el nuevo estadio en el que está trabajando el equipo.
En Ottawa también pusimos de relieve los esfuerzos del equipo local para implantar el nuevo sistema Oracle, y ni el viento ni las nubes pudieron empañar el ambiente francamente amistoso que reinaba. El juego de Jenga fue muy popular, incluso vimos una partida que duró más de veinte minutos.
En Val Caron, los compañeros de la fábrica quisieron agradecerle a Dana por ofrecerles un trabajo de calidad: ¡una sorpresa acertada! La comida y el ambiente fueron íntimos e incluso los globos participaron en nuestras conversaciones: uno tras otro explotó a intervalos regulares.
En Scarborough, la fábrica estaba tan limpia que almorcé en una mesa plegable (¡es verdad!). También aprovechamos el ambiente animado para crear juegos que tal vez pasarán a la historia y que sin duda nos unieron.
En London, el entorno campestre de nuestras instalaciones y el generoso y variado bufé le dieron a la celebración un aire de una tarde dominguera. También me hicieron un recorrido privado por la fábrica para ver el estado de las instalaciones. Fue un día perfecto.
En Kitchener, cortamos la cinta para inaugurar la nueva fábrica, bautizada “The Rebar Palace”, y aprovechamos la subasta silenciosa para lanzar las nuevas actividades de AGF en decoración de interiores con acero de refuerzo. No sé si vamos a abrirnos paso en este nicho…
En Port Coquitlam, la fiesta ocupó toda la oficina: había una actividad en cada rincón, ya fuera el bufé en un pasillo, el comedor de la sala de conferencias (¡no sabía que podía albergar a tanta gente!), u otro pasillo para juegos. Se organizó un concurso de fotos y las más bellas se imprimieron en formato gigante y cuelgan orgullosamente de las paredes desde ese día.
En Chilliwack, el paisaje montañoso ha añadido un toque de ensueño a la decoración, en donde hemos instalado una inmensa carpa bajo la que nos hemos deleitado con un increíble bufé. Tuve encuentros muy interesantes con personas comprometidas.
Y finalmente, en Calgary, se diría que estábamos a treinta grados por lo bien que estábamos bajo la carpa, con nuestros calentadores y abrigos, cantando alegremente y divirtiéndonos, tomando fotos. Como beneficio adicional, todos recibieron una galleta AGF especialmente decorada, un agradable toque final a un recorrido extraordinario.
Lo esencial de mi mensaje está ahí: gracias por ser usted mismo y por darle vida a AGF a su manera.
Vea fotos de las distintas celebraciones en este enlace.
Catherine Gendron